------------------------------------------------------------------- Quironautas: 09/01/2011 - 10/01/2011

lunes, 26 de septiembre de 2011

Errare humanum est, sed perseverare diabolicum.


Qué difícil es reconocer un error ¿verdad?, es como el hijo ilegítimo de un cantante famoso... normalmente cuando metemos la pata en algo, lo primero que nos viene a la mente es la miriáda de "esqués" que podemos decir...
-Es que... no lo sabía
-Es que... yo no estaba ese día
-Es que... no encontré el protocolo
-Es que... iba con prisa
-Es que... hay mucha presión asistencial...
Los Esqués son muchos y cobardes, pero también es muy importante saber comunicar un error.

En mi práctica diaria me encuentro en las dos caras de la moneda con la misma asiduidad, meto la pata cada dos por tres y al mismo tiempo debo comunicar a otros que son ellos los que la han metido.

Reconocer un error nos hace mas íntegros y honestos, sea cual sea el alcance del mismo, reflexionar sobre porqué se ha cometido, analizar las causas y ver cómo se podrían haber evitado propiciará que en el futuro no lo comentamos nosotros mismos, o incluso que no lo cometan el resto de compañeros (si hablamos del ámbito laboral).

Imagino que en la moral de todos está anclado ese principio básico que es el de rectificación, ya se sabe, errar es humano y rectificar de sabios, pero creo que como anunciaba antes tan importante es reconocerlo como saber comunicarlo.
A lo largo de mi vida ( no diré extensa jeje) me he encontrado con muchos tipos de comunicadores de errores. ¿Que qué es eso? Un comunicador de errores es una persona que se da cuenta de que has cometido una falta y te lo comunica, bien porque sea su deber ( un jefe, un padre, el inspector de hacienda...) o bien porque disfruta de ello.

Tenemos al comunicador YATE:
Este es el que siempre supo que el error se iba a cometer, y YA TE lo había avisado, YA TE lo dijo y YA TE tenías que haber dado cuenta.
Normalmente este tipo de personas nos irritan, son muy del estilo "mami" que parece que siempre saben lo que va a a pasar, pero nunca jamás hacen nada por evitarlo.
Lo que conlleva un comunicador YATE es que la persona advertida, no se de cuenta del error, ni de las causas, consecuencias o peligrosidad del mismo, simplemente suelte un "vaaaaaaale" y continúe trabajando como si tal cosa.

Tenemos también al comunicador "TU LA LLEVAS":
Sí... tú la llevas porque parece que te suelte un "te pillé" cada vez que te dice que has metido la pata.
Este tipo de comunicador, suele agotar a la gente, porque consigue tener en vilo a todo el mundo, temeroso de cometer un error ( lo cual suele propiciarlo ) y no ponen atención a las tareas que se están realizando, si no simplemente a que el "TU LA LLEVAS"  no les pille cometiendo una falta.

También está el "PAYASO"
Son los de "y tu más", personas que habitualmente son bastante desastre en su labor diaria y que de pronto, aunque no les falte razón, se cargan de un desconocido aire de superioridad y al comunicar el error a otra persona disfrutan haciendo entender que son mejores... en esto muchos políticos tienen una graaaaan experiencia ;)

Seguro que a todos vosotros se os ocurren un montón más de categorías donde meter a maestros que hemos tenido de niños, abuelas cascarrabias, jefes implacables e incluso compañeros perfeccionistas...
Pero lo más importante, es que tomemos conciencia de que cómo notifiquemos un error es un pilar básico en la prevención del mismo.
Evitar la presencia de terceras personas y hablarlo en privado a ser posible, nunca adoptar un tono punitivo, hacer comprender el alcance del error y las consecuencias y charlar sobre las posibles soluciones para evitar que se comenta nuevamente son solo algunas obviedades para los errores del día a día que a veces no tenemos en cuenta porque nos traiciona el temperamento, la urgencia o la presión asistencial...

Por lo que a mí respecta ojalá poco a poco me comuniquen cada vez menos errores y aprenda de cada uno de ellos, y por la otra aprenda a comunicarlos de forma eficiente.

Al final lo importante es que ganemos todos, los profesionales y en nuestro caso, el paciente.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Llevar la contraria


Este post lleva varias semanas rondándome por la cabeza. Sin embargo me costaba bastante encontrar las palabras adecuadas para explicar qué es lo que siento en ocasiones por el hecho de ser enfermera.

Hace muchos años que comprendí que esto de estudiar enfermería no iba a ser una tarea sencilla, y no precisamente por la carrera en sí, sino por el condicionamiento social que había acerca de esta profesión. 

Aún recuerdo la bronca que me echó mi tutor de COU ( que e.p.d) justo antes de selectividad cuando le anuncié la carrera que iba a estudiar si todo salía bien. Me dijo cosas como que estaba tirando mi futuro por la borda, que tenía la posibilidad de estudiar medicina y que no entendía porqué no lo hacía...
Sinceramente yo tampoco lo sabía, no voy a ir ahora de enfermera vocacional desde la mas tierna infancia, porque con esas edades bastante es que acertemos con la rama de los estudios a la que queremos enfocar nuestro futuro, yo solo sabía que me gustaba el hecho de cuidar a los demás, que me gustaba la sanidad, y que no quería terminar haciendo un MIR después de una larga carrera, para querer ser...  no se, pediatra por ejemplo y acabar de otorrino, por poner dos especialidades bastante dispares.

Yo quería tener contacto con la gente, estar al pie del cañón y no tener que esperar años y años para poder tocar a un paciente... Nunca sabré que hubiese pasado si me hubiesen convencido para ser médico, pero de lo que si que estoy segura es de que no me equivoqué en mi elección.

¿Por qué os cuento todo esto? Porque hace poco una enfermera a la que respeto bastante me contó que en una presentación entre altos cargos, casi todos ellos médicos, la frase de despedida hacia ella de uno de ellos fue: "hasta luego guapa"... esta enfermera, que ya pasa de los cincuenta, y con una dilatada carrera profesional, se sintió de repente como si hubiese entrado en una máquina del tiempo y retrocediera 30 años atrás... El tono de la voz del interlocutor, el gesto, y las formas... todo ello le recordó su etapa de principiante a finales de los 70, cuando las enfermeras todavía no se distinguían bien de aquellas "chicas para todo" que tan bien encarnaba con cariño Gracita Morales.

¿Qué sucede entonces? ¿todavía hay quien piensa que las enfermeras somos prescindibles? ¿qué estamos ahí para solucionar los problemas de otros? ¿que nuestra labor no es más que un ruido de fondo que acompaña la partitura que escriben los médicos?

Cuesta mucho llevar la contraria, luchar contra los elementos, tener que demostrar una y otra vez nuestro valor, nuestro conocimiento, nuestro trabajo.
¿Porqué cuando tenemos que poner algo de manifiesto nos tiene que acompañar una miríada de estudios, gráficas, leyes y documentación? sobre todo cuando a otros profesionales solo les basta con su palabra.

A veces me cansa todo esto y me pone de muy mal humor, pero lo que verdaderamente me cansa es cuando veo que compañeras mías (y perdonad los chicos que siempre hable en femenino, cuestión de números) que dudan de sus propios conocimientos si un médico les da la orden contraria.

Es triste pero a día de hoy todavía hay muchas enfermeras a las que les cuesta llevar la contraria. Es mucho más fácil, decir a  todo que sí, no pensar por sí mismas y dejarse llevar por lo que digan terceras personas.

Sin embargo no quiero terminar este post, sin contaros la segunda parte de la conversación con la enfermera de la que os hablaba antes; tomándonos un café, tras contarme esa historia y de cómo había ido evolucionando el mundo de la enfermería desde su época hasta la actual, saqué del bolso mi móvil, y abrí el seesmic, le hice un breve resumen de lo que se cocía por el tuiter de enfermería, después de un buen rato, me dijo, "Nena, esto es el principio de una revolución" me entró la risa, porque sonaba muy pomposo, pero lo había dicho muy seria y añadió " menos mal  que seguimos luchando por ser visibles,  me siento hasta mejor" y me dí cuenta de que era cierto.

Todos los enfermeros seguimos peleando cada día un poco más por llevar la contraria, la contraria a los tópicos, a las costumbres, a las castas y jerarquías...

Trabajamos como profesionales, con conocimiento, experiencia e investigación para mejorar en nuestros cuidados,

Trabajamos en equipo con otros profesionales igual de imprescindibles que nosotros.

Y fundamentalmente Cuidamos y enseñamos a cuidarse a nuestros pacientes.

En lugar de un post quirúrgico, parece el epílogo de una larga novela que fuera de lucha y sacrificio... pero es que a mí, como a vosotros...


                                                             Me encanta Llevar la Contraria.